Más hermoso que la luna llena, que el cielo, sus estrellas y constelaciones son las alabanzas de los que se postran y la humildad de los siervos de Dios. Las lágrimas de los que humildemente le piden a su Señor por ayuda, los que se dirigen corriendo a la Misericordia de su Señor, con sumisión y humildad esperando el perdón. Ten cuidado con que la primavera de tu corazón pase y no florezca.