En la historia de Jonás, la paz sea con él, Dios nos cuenta en el Corán que él se salvó por una razón:
"y si no fuera porque él era de los que glorifican a Dios". En la glorificación a Dios hay éxito, salvación, solución de problemas y la cura para todas las preocupaciones. La glorificación purifica el corazón de los efectos de las malas palabras, mientras que hace florecer la conformidad con lo que Dios te prescribió. Cualquier situación difícil por la que pases puede mejorar con palabras fáciles de pronunciar, glorificando a Dios y postrándote ante Él, empieza el mejor cambio en tu vida con la frase: "glorificado sea Dios el Altísimo". Que Dios te preserve y te haga de los que Lo glorifican día y noche.