Tú suplica que no ha sido respondida hasta ahora no ha sido olvidada, sino que está reservada en el mejor momento para ti, no desesperes. Recuerda que la esperanza en Dios es una adoración en sí misma. No te apresures... Esperar por la respuesta de Dios es una adoración en sí misma. No detengas tus súplicas... Ya que alzar tus manos e invocar a tu Señor es una adoración en sí misma. Mañana encontrarás que la recompensa de la esperanza, de la espera y de levantar tus manos hacia Dios será mejor y más grande para ti que la súplica que pedías qué tal vez sea solo para esta vida mientras que la recompensa de todo esto es para siempre.