En verdad, toda alma probará la muerte, eso es un hecho. Pero no toda alma prueba la vida, y eso es porque hay personas que pasan su vida reuniendo riquezas que nunca gastarán, persiguiendo sueños vacíos y viviendo alejados de Dios. Esas personas no saben que es vivir. Sin embargo, el creyente disfruta cada día de su vida recordando a Dios, haciendo el bien y sobre todo ¡anhelando El Paraíso!