En los primeros días del mes de Ramadán, reflexiona en esto: "pasaste horas sin comer y beber, sentiste hambre, sed y continuamente mirabas el reloj para saber cuánto faltaba". El hambre y sed se asemejan a los problemas de este mundo nos hacen pensar solamente en eso, luego al romper el ayuno tomas agua, comes y la sensación desaparece. Así hará Dios con todos tus problemas y preocupaciones, las hará desaparecer más rápido de lo que desapareció tú sed al tomar agua, pero debes tener la misma certeza en tu Señor que tenías cuando faltaba poco para romper el ayuno y sabías que ibas a comer. Señor nuestro, danos el mejor aprendizaje de ese mes.