Cuando el amor de Dios entra en un corazón, borra todo aquello que lo ha herido y que lo ha lastimado, lo cura, lo fortalece y le da una fuerza que le permite vencer cualquier problema. Solo tienes que abrir tu corazón al recuerdo de Dios y dejar que Él se haga cargo de todo, solo así sentirás paz y sosiego.