El hecho de que te canses leyendo el Corán, memorizándolo, aprendiendo a como recitarlo tiene una recompensa reservada ante Dios, incluso así no observes resultados. Al Corán no le basta con guiarte al Paraíso, sino que permanecerá contigo, lo recitarás y te llevará al nivel más alto. En el Día del Juicio se te dirá: “lee y recita cómo lo hacías en la vida mundanal y tu lugar en el Paraíso estará donde recites la última aleya que te sabías”.