Dile a la tristeza que la Misericordia de Dios es grande, no hay tristeza permanente, ni hay dolor eterno. La esperanza puede que sea una pequeña ventana en la vida, pero cuando se abre no hay nada que no pueda atravesarla. Para sentir que la vida es simple, qué hay felicidad en ella y que por más dificultades que haya todo es temporal, tanto lo bueno como lo malo. Las cosas buenas hay que vivirlas a plenitud, aunque sean grandes o pequeñas. No hay nada mejor que la fe, así que no la guardes, sino que vívela. Que la paz sea con aquellos que, en vez de llorar por las esperanzas, la construyen.