La pulcritud no se limita únicamente a lo exterior, hay una limpieza interna. Tener un corazón blanco, un alma temerosa, ser rico, pero en modales. Tener una conciencia tranquila y transparente, tener valores firmes y principios inquebrantables. La persona elegante es aquella que piensa sus palabras y no las pronuncia sino después de analizarlas, es aquella persona que sus sentimientos huelen mejor que su perfume, aquella que sus modales son más fuertes que sus músculos. ¡Límpiate! ¡Purifícate! Lo exterior es solo para los ojos de los demás, lo interior es para Tu Señor y después para ti.