Estás en un camino en el que te estás dirigiendo hacia a Dios, por las buenas o por las malas. Tú destino es encontrarte con tu Señor, mientras estés en ese camino pregúntate a ti mismo, ¿estoy haciendo lo que debo?, cada vez que sientas que fallas y que estás debilitándote, aférrate nuevamente porque lo más fácil que hay en esta vida es estar cerca de Dios, arrepentirse de los pecados y estar bien con Dios. Recuerda que la cercanía de Dios se mide de acuerdo al esfuerzo que hagas y no por los resultados, esfuérzate, siembra para que puedas cosechar. No permitas que la pereza y el desinterés te robe lo más valor tiene, que es el tiempo que puedas dedicarle a Dios.