Aunque Ramadán termine no significa que sus bendiciones y su bien desaparezcan, cada día que nos queda es una nueva oportunidad mientras que cada día qué paso es un aprendizaje que queda en el corazón, aunque Ramadán se vaya, el ayuno queda, la oración queda, el Corán queda y sobre todo El Dios por el que tanto nos esforzamos para adorar esos días sigue allí, respondiendo nuestras súplicas y perdonando nuestros pecados. Aprovechemos los momentos tan especiales de Ramadán que, aunque sean los últimos pueden ser los mejores.