Sino puedes secar las lágrimas de alguien al menos no se las causes.
Sino puedes ayudar a alguien al menos no lo hundas.
Sino puedes alimentar a alguien no lo hagas pasar hambre.
Sino puedes apoyar a alguien al menos no lo humilles.
Sino puedes ser bueno al menos no seas malo.
El verdadero creyente, ve la primera lagrima, limpia la segunda, e impide que salga la tercera en los rostros de sus hermanos. Por último, no basta con ser creyente, hay que parecer creyente,
y nadie será creyente hasta que no quiera para su hermano lo que quiere para sí mismo.