En este mundo dejamos nuestra huella, algunas personas se van para siempre sin haber dejado una huella, aunque sea pequeña. Otras personas dejan huellas que, en vez de ser delicadas y buenas, parecen más pisadas que hacen del mundo un lugar menos seguro y menos feliz. El verdadero creyente deja una huella, pero no en el mundo sino en las personas, sobre sus almas y corazones, esas son las huellas que hacen que el mundo sea un lugar más amigable, se una persona que deje huellas positivas en la vida de los demás, se un creyente.