¡Se optimista! No hay prueba que no venga seguida de un alivio, no hay dificultad que no la siga una facilidad. No se cierra una puerta por la Sabiduría de Dios sin que se abran otras con Su Misericordia. ¡Esta es la promesa del Compasivo, del Misericordioso! Ciertamente después de la dificultad viene el alivio.