La caridad, hacer el bien y ser la mano que da y ayuda a los demás, no disminuye en nada la riqueza al contrario la multiplica de forma permanente, las personas más felices en esta vida y los que tienen las conciencias más limpias, los pechos más abiertos y los corazones más tranquilos son aquellos que dan y no esperan recibir nada, son los que le hicieron un préstamo a Dios y Él se los devuelve multiplicado y les conocerá bendiciones infinitas. ¡Que Dios te conceda la bendición de dar!