El placer de dar y el placer de ayudar a otros en su necesidad es tan grande que solo lo sientes. Las personas que Dios escoge para ser caritativos son pocas, pero es una bendición que solo las personas más amadas por Dios reciben, sin embargo, hay una caridad mucho más valiosa que dar dinero o hacer algo por las personas y es lo contrario, abstenerse de dar o hacer algo por los demás. Por ejemplo: cuando estás enojado con alguien y aun teniendo el poder de hacer algo contra él no lo haces, o no lo difamas cuando tienes la oportunidad de hacerlo, ocultar los pecados y secretos de otros. Esta es la mejor forma de dar y ayudar a las personas y la más valiosa, y si así lo haces el que se enriquecerá más eres tú, tu espíritu, tu alma y sobre todo tu corazón sentirá una riqueza tan grande que solo será superada por lo que hay en el Paraíso.