No te detengas ante los obstáculos, no esperes mucho tiempo para levantarte nuevamente después de haber caído, no dejes que el “después cambiaré” te ciegue ya que tal vez ese después no llegue nunca. La opción de renacer y recomenzar no está afuera sino en ti. Una mujer era prostituta no espero a cambiar, sino que le dio agua al perro y se ganó el Paraíso, un hombre que quien sabe cuántas cosas malas hizo quito una piedra del camino que molestaba a las personas y con ello alcanzó la Misericordia y el Perdón de Dios. El camino al Paraíso está lleno de pequeñas cosas, de pequeñas oportunidades por eso el Profeta (que la paz sea con él) dijo, que Dios dijo: “quien se acerque a mí un palmo me acercaré a él un codo”. Ninguna obra es pequeña cuando con ella buscas lo más grande de este mundo que es el amor de Dios, no te juzgues a ti mismo por las cosas imposibles que quisieras hacer o tener, sino que fíjate en las cosas pequeñas que son posibles para todos.