No le sonrías a la vida, sino que sonríele a quienes te rodean, y piensa en lo que te hace feliz, no en lo que te preocupa. La esperanza es una cura mientras que la preocupación es un veneno. Ser positivo es una forma de confiar en Dios, porque sabes que no te defraudará, sonríe siempre y despreocúpate de darle atención a lo que sea que le haga daño a tu corazón. Recuerda que tu corazón no puede hablar ni defenderse, sino que depende de ti. El camino a la felicidad es solo uno, cuando lo encuentres mantente firme en él y no dejes que las tristezas te hagan cambiar ese rumbo, porque lo importante no es llegar el destino sino estar en el camino.