Si eres creyente entonces comienza a ver lo bueno en todo lo que te rodea. Procura la compañía de las buenas personas y serás feliz en las dos vidas. Cuando una persona es bendecida con un buen amigo, lo pesado se hace liviano como una pluma y eso es por que un amigo no te abandona en los problemas y comparte tus alegrías de la forma más sincera. Un amigo es como una sombra que cubre tus errores, oculta tus secretos, cura tus heridas y está en tus días, tanto los dulces como los amargos; es como tu costilla que, aunque no sea recta se adapta a ti y te apoya sin importar lo que pase en el exterior. Lo más valioso que hay en esta época no es el oro ni el dinero sino una amistad sincera que te ayude a atravesar las dificultades y te ayude a acercarte más a tu Señor.