Que la paz sea con aquellos que viven para darle paz a los demás, aunque ellos no la tengan en sus vidas. Las cosas más valiosas de este mundo son tan puras que cualquiera las puede dar, aunque no las tenga o no las reciba. La paciencia, la paz, la tolerancia y el perdón son ejemplos de tesoros que puedes compartir aun sin que los hayas recibido. El creyente se asemeja a un árbol al que no se le caen las hojas, siempre será firme sin importar el entorno en el que esté y no perderá sus virtudes sin importar lo que pase a su alrededor. No dejes de hacer el bien, aunque nadie lo aprecie. Cuantos famosos en la tierra al que nadie en el cielo conoce y cuantos desconocidos aquí son amados en el cielo.